Los misteriosos hechos acaecidos en el pueblo italiano de Vergiate salen, por fin, a la luz.
¿Creéis en la existencia de civilizaciones más allá de nuestro planeta? El fenómeno OVNI no es nada nuevo, y existen cientos, miles de relatos sobre contacto con seres extraterrestres, aunque curiosamente estos hechos han sido prácticamente apropiado por los norteamericanos. Tan solo citaré la existencia del Área 51, y lo que se supone ocurrió allí.
Pero, ¿y se os dijera que en el año 1933, en una pequeña localidad de Lombardía, acaecieron unos hechos que confirman la existencia de naves y seres extraterrestres?
Un niño llamado Valerio miró al cielo nocturno, y entre los miles de estrellas le sorprendió una que brillaba más que la demás. Fue la que le mató al estrellarse en el campo. Su abuelo tampoco puedo hacer nada y se convirtió en la segunda víctima…
Este suceso hace que el gobierno local, bajo la dictadura fascista de Benito Mussolini, monte con la máxima rapidez un dispositivo de investigación bajo las órdenes del doctor Marconi, jefe del gabinete que se va a encargar de averiguar qué es ese extraño vehículo que ha caído del espacio y, sobre todo, si contiene a algún piloto.
Pero regresemos a la aciaga noche, un momento que marcará para siempre la vida de Aurelio y Benedetta. Las ansias periodísticas de ambos los van a llevar al lugar y allí, escondidos, lograrán captar con la cámara del fallecido padre del joven algunas imágenes del objeto.
Lo que ellos desconocen es que desde ese mismo momento van a convertirse en marionetas manejadas por unos invisibles hilos, los de Gobierno, que con extrema dureza condenará a todos aquellos que saben algo sobre el tema, o han sido testigos. Serán borrados de la existencia con extrema dureza, sin contemplaciones, a medida que las investigaciones avancen.
Otras dos piezas importantes de esta imaginaria partida son Attilio y Ferdinando, futuros cuñados, que al pertenecer a las fuerzas fascistas son enviados a la base que se construye en Vergiate, para supervisar todo lo que allí se descubra.
Pero la relación entre estos dos hombres va más allá de los lazos familiares, lo cual marcará el destino de ambos, que será de lo más sombrío.
Toda la narración de esos hechos surge en 1943 de la boca, el testimonio, de un misterioso hombre que, encerrado por haber perdido la cordura, pasa sus días en una secreta prisión en el valle de Chisone. Él lo vivió todo, contempló el horror más absoluto.
Miguel Vila y Lorenzo Palloni construyen un apasionante relato alrededor de un suceso real, transformándolo en una ucronía. La parte gráfica, obra de Vila (cuyos cómics Dulce de leche y Padualand forman ya parte del catálogo de La Cúpula), su narrativa tan personal, la manera que tiene de distribuir las viñetas, nos remite a la obra de Chris Ware y con sumo talento convierte sus páginas en algo único, que nos lleva de minúsculas imágenes, donde la acción se desarrolla de una manera casi cinematográfica para, de un salto y a la vuelta de la página, encontrarnos con un rostro plasmado al detalle.
Esta composición tan personal hace que la lectura de este cómic se convierta en una experiencia casi hipnótica.
Lorenzo Palloni por su parte sabe combinar a la perfección un relato de corte fantástico con la dura realidad de aquella época en Italia, donde el inmisericorde puño del fascismo se cerraba sobre todos aquellos que se salían de la línea marcada. Y por si esto fuera poco, el guionista también sabe conjugar los sentimientos que algunos de los personajes involucrados en la trama sienten, aunque en muchas ocasiones el enamoramiento tan solo trae el peor de los sufrimientos.
Fortaleza volante
Guion: Lorenzo Palloni
Dibujo: Miguel Vila
Tapa blanda
Color
214 págs.
29,50 euros
Ediciones La Cúpula