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Que no se apague la luz

Regresa a las librerías una nueva versión de este peculiar híbrido, ofreciéndonos en esta ocasión un mejor retrato del autor y sus circunstancias.

Mr. Bulb se columpia en la portada de este volumen, dejándose llevar…

Tal vez esa sea una buena definición de su existencia.

Pero, ¿Quién es este personaje con cabeza de bombilla que casi nunca habla, más bien farfulla, y es acosado por esa voz que le lanza una y mil preguntas?

Se trata, obviamente, del alter ego de su creador, Pasqual Ferry. Aquel niño que dibujaba en los márgenes de sus libros del colegio las aventuras de sus personajes favoritos creció, y se convirtió a finales de los ochenta y principios de los noventa, en un joven autor que recorrió las calles de la ciudad de Octubre, de la mano de Sebastian Gorza, tratando de resolver dónde conducía la misteriosa Ruta de la Medusa, o intentando desenmascarar al enigmático Marius Dark…

Y entonces la vida dio un inesperado volantazo, y aquel sueño de coloridas viñetas protagonizadas por superhombres se hizo realidad, y con no poco esfuerzo, el treintañero tuvo que adaptarse, remodelar su estilo para que casara con aquel canon que venía de tierras lejanas.
Pero mientras pasaba horas y horas frente al tablero de dibujo, era incapaz de detener el torrente de ideas, argumentos, nuevas historias de cosecha propia que le venían a su inquieta cabeza, así que tan solo podía anotarlas en sus cuadernos y esperar que algún día, tuviera el deseado tiempo para poder plasmarlas en la hoja en blanco.

Lo malo es que la vida, o esa cuerda que sujeta al columpio de Mr. Bulb en la portada de este libro, a veces se rompe. Y caemos, y creemos que lo hemos perdido todo. Y esa luz que había dentro de la acristalada testa del personajillo, se pierde en la oscuridad, oculta por la tristeza y la depresión.

Pues bien, sin aún poder definir qué es este libro, lo que sí puedo comentar es que en esta “nueva” versión, que ha renacido gracias a la cabezonería de un tal Señor Asimétrico, el retrato de Mr. Bulb y, claro está, de aquel que le ha creado y sus circunstancias, es mucho más nítido, menos críptico que en la primera ocasión que llegó a las librerías, acompañado por una nueva y más apropiada maquetación.

Y bueno, tal vez a alguno de vosotros os la sople completamente lo que le ha acontecido a este tipo, pero os puedo asegurar que la larga conversación de Mr. Bulb y el Señor Asimétrico mantienen, pese a sus diferencias, junto a todas las ilustraciones que la acompañan, antiguas y nuevas, tan solo tratan de delinear, de dibujar, y dejar bastante claro que, tras el lápiz que recorre la superficie blanca de un papel, hay una mano que pertenece a una persona. Y ese tipo, además de hacernos soñar con sus historias, se ríe, llora, sufre, pierde la pasión por narrar y la recupera (ya que no hay mal que cien años dure), está a punto de irse al otro barrio en más de una ocasión, bebe café en una terraza mientras observa a los viandantes y, finalmente, aún se sigue sorprendiendo mientras mira al horizonte marítimo, a ese tapiz azul que no termina nunca.

Hay quien afirma que el Arte puede ser curativo, y sinceramente, creo que es verdad.

Yo, Mr. Bulb. Entre la luz y la oscuridad

Autor: Pasqual Ferry

Tapa dura

Color

152 págs.

20 euros

DQómics

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