InicioReseñasCómics¿Toca madurar, Buddy Bradley...?

¿Toca madurar, Buddy Bradley…?

Llegan a su conclusión las peripecias cotidianas de este personaje, auténtico icono de los años noventa.

Hay un dicho, frecuentemente citado por los norteamericanos, que viene al pelo en el argumento de esta cuarta entrega de Las Crónicas de Odio: “Todo lo bueno ha de acabar”.

Y no, tranquilos, a Buddiy no le va a dar un jamacuco, por muchas y desagradables sorpresas que se lleve en las página de su cómic. El tema es que, en la vida, por causas ajenas, las situaciones han de variar, a veces de manera leve, y en otras, radicalmente.

Pues bien, al principio del volumen, nos encontramos con un protagonista que parece, sólo “parece”, tener por fin un plan de vida. Trabaja en su propio negocio, montado a medias con Jay. Después del fallecimiento de su padre, su madre ha cambiado mucho, y pasa los fines de semana junto a un amigo que le alegra la vida… Y, sobre todo, la inestable Lisa ya no está en la vida de Buddy, lo que hace que ésta sea bastante más apacible.

Y así podía haber seguido la cosa, pero los que ya conozcáis al personaje creado por Peter Bagge sabéis muy bien que ya sea por méritos propios o ajenos, los problemas acechan a la vuelta de la esquina. Y estos tienen nombres propios: Butch, el hermano de Buddy, que desde que dejó el ejército se ha convertido en un bala perdida y, sobre todo su colega Jimmy, un tipo poco recomendable, que ha tenido la genial idea de montar su, ejem, “negocio” en la casa familiar de los Bradley, aprovechando que la madre se ausenta con frecuencia.

Pero claro, a este pastel le falta la guinda. Y su nombre provoca auténticas pesadillas. Me refiero a Leonard, o como es más conocido entre sus colegas, Apestoso.

Ha vuelto a Jersey, parece que en principio de visita, pero ya sabéis que este tipo miente más que habla, y cómo no podía ser de otra manera, va a meter a Buddy en más un problema debido a sus chanchullos.

Mientras tanto, la vida pasa dentro del negocio de segunda mano que regenta el protagonista, por cuya vida van a pasar algunas mujeres, de manera bastante inesperada para él, que como ya suponéis, debido a su pasotil manera de ser, hace bastante poco o nada por mejorar su situación sentimental, ya que lo único que busca es un polvo rápido y poco más.

Como os decía, las cosas van a cambiar irremediablemente en la vida de Buddy, y de ello va a tener una responsabilidad bastante alta el regreso a la escena de una, aparentemente, recuperada Lisa, que quiera o no, siempre ha ocupado un lugar en el corazoncito del protagonista y ¿quién sabe?, tal vez puedan retomar su relación y llevarla hacia adelante, de manera mucho más comprometida.

Y aquí me detengo, ya que las sorpresas van a aparecer en el argumento de estas últimas peripecias protagonizadas por Buddy. Algunas van a ser duras, inesperadas y terribles. Otras le llevará a aceptar nuevas responsabilidades, aunque ya todos sabemos cómo es Buddy, y por esa misma falta de objetivos en la vida, se convirtió en un icono de la juventud yanqui en los noventa, producto de una familia desestructurada, carne de psicólogo todos ellos, que afrontan en día a día como pueden, sin tener un objetivo claro en sus existencias.

Como apunte comentar que en una de las últimas historias contenidas en el volumen, Peter Bagge pasa el relevo, en lo gráfico, a otro gran nombre del underground norteamericano, Kaz (Submundo).

Esta cuarta entrega se completa con una galería de las portadas de la edición original de Hate, además de los anuales de la revista, donde vamos a encontrarnos a unos Buddy y Cía cuyas vidas han cambiado muy mucho… O tal vez no tanto.

La Crónicas de Odio Volumen Cuatro

Autor: Peter Bagge

Tapa blanda

Color

200 págs.

33,90 euros

Ediciones La Cúpula

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