Matsumoto, Tatsumi y Saitô… Tres nombres clave en el enriquecimiento de un medio como el cómic japonés.
Tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, el pueblo nipón entró en lo que podíamos denominar como “depresión nacional”. El carácter de este pueblo hizo que el tener que arrodillarse ante el “invasor” norteamericano para expiar sus pecados trajera la tristeza a la mayoría de los hogares japoneses.
Afortunadamente, el manga como divertimento llegó a las manos de los japoneses y los fue sacando poco a poco de ese pozo del que parecían que no iban a poder salir nunca, estableciéndose como la principal lectura entre todas las edades.
Pero claro, siempre en cada profesión artística, cada pocos años, surgen “rebeldes”, autores que están cansados de la norma establecida y quieren explorar nuevos terrenos, en este caso particular dentro de lo argumental, alejándose lo máximo de un producto infantil y juvenil, como era el manga en los años cuarenta y principio de los cincuenta.
Y justo aquí comienza esta historia, biografía de tres jóvenes mangakas, que sin ellos saberlo, iban a revolucionar a este medio narrativo, enriqueciendo sus propuestas. Ellos iban a ser los padres de un género bautizado como gekiga, en el que entran tanto los temas sociales, como el relato noir, violento, etc… Con el tiempo y gracias al talento de sus autores se convertiría en un reflejo de la sociedad nipona, de sus cambios, sus sombras.
Pero éste es solo el principio, y en esta narración vamos a conocer a Masahiko Matsumoto (La chica de los cigarrillos), que armado con su pincel se convierte en narrador y uno de los protagonistas de las peripecias protagonizadas junto a sus compañeros de profesión, y ante todo amigos, Yoshihiro Tatsumi (del que también la editorial Satori ha publicado un imprescindible volumen) y el peculiar Takao Saitô, que llegó a vender la barbería heredada de su padre para poder dedicarse a su auténtica pasión.
Una de las cosas más interesantes que contiene este volumen, argumentalmente hablando, es el retrato que el autor hace del mundo de la edición en Osaka. Partiendo por las “curiosas” personalidades y maneras de actuar de algunos editores, sus tiras y aflojas, infinitas deudas, escapadas ante la presencia de acreedores, celebraciones con sake hasta altas horas de la madrugada y esa “competición” que se estableció entre varias publicaciones, enmarcadas en un formato que incluía varias historias cortas y que se distribuía en las kashihon´ya, librerías de alquiler.
Eso sí, las cosas, por varios motivos, no van a ser nada fáciles para el trío protagonista. Ya sea por el carácter de alguno de ellos (en especial el fiestero Saitô) o por los líos y timos en los que se van a ver metidos debido a la tendencia de algunos personajes a la buena vida, lo que hará que este sea un retrato, en ocasiones, de lo más realista, rozando la sordidez.
Y por si estos vaivenes editoriales no fueran suficiente aliciente para mantenerte pegado a sus páginas, tendremos la aparición estelar de genios del manga como el mismísimo Osamu Tezuka o el Rey del Terror nipón, Kazuo Umezz (del que también Satori cuenta con varias obras en su interesante catálogo).
Kage, Machi, Kagi, Jager… Todas y cada una de estas publicaciones, con mayor o menor suerte en el mundo editorial, se convirtieron en el trampolín desde el cual este trío de talentos pudieron plasmar aquellas historias que dieron nombre al gekiga, dejando un sello imborrable en la historia del manga, que lo transformó para siempre.
Como es marca de la casa, Satori cuida y mima sus ediciones al máximo. Tan solo hay que desplegar la sobrecubierta que envuelve a este manga para comprobarlo.
Los locos del gekiga
Autor: Masahiko Matsumoto
Tapa blanda
Blanco y negro
320 págs.
21 euros
Satori Ediciones