InicioReseñasCómics¿Quién quiero ser?

¿Quién quiero ser?

El universo Black Hammer, creado por el canadiense Jeff Lemire, crece con la historia protagonizada por un personaje que vino del espacio exterior.

Spiral City es una ciudad conocida por sus héroes y villanos. Si miras hacia sus azoteas verás, en ocasiones, sombras que vigilan que todo vaya bien. Sus cielos son surcados por coloridos borrones, una presencia que siempre está ahí, inspirando tranquilidad a sus ciudadanos.

Pero si bajamos al suelo, a las calles, los problemas mundanos, los del día a día, son los mismos que los de cualquier otra urbe real.

En un imaginario salto temporal viajemos a los años ochenta. Un virus mortal hizo su aparición (VIH) y está diezmando a la población homosexual del país, que se siente totalmente desprotegida por las instituciones, surgiendo de aquí una multitudinaria protesta que con una sola voz que se oyó en todos los Estados Unidos.

Y Spiral City, como ya decía anteriormente, no iba a ser menos, aunque las fuerzas policiales se lo están poniendo bastante difícil a los manifestantes, aplicando la represión y violencia al máximo.

La tensión sube por momentos en Spiral City.

Da la casualidad que entre esas fuerzas hay un agente, condecorado en multitud de ocasiones por su buena labor, pero que se encuentra atrapado ante un auténtico laberinto de sentimientos.

Su nombre es Mark Markz, pero todos los que seguimos la saga de Black Hammer, le conocemos mejor por su otro nombre, el de superhéroe, Barbalien.

Sí, él es un nativo del Planeta Rojo (título de la miniserie recopilada en este volumen), y fue enviado a nuestro planeta para observarnos, conocer nuestras costumbres… Y lo hizo tan, tan bien, que prácticamente se ha convertido en uno de nosotros, dejando atrás su herencia marciana, un pasado doloroso que prefiere no recordar.

Los disturbios que tienen en vilo las calles de la ciudad van a ser el detonante de un cambio en el protagonista, que hasta ahora ha reprimido como ha podido ciertos impulsos y que le llevarán a conocer a un joven activista del movimiento gay, Miguel Cruz, con el que iniciará una amistad que le va a abrir muchas puertas hasta ahora imposibles de traspasar.

Gracias a él conocerá El Subterráneo, lugar de reunión y esparcimiento de la comunidad gay de la ciudad, donde bajo la personalidad del tímido Luke (Barbalien es un metamorfo) podrá conocer de primera mano la verdad bajo cientos de historias, la mayoría dolorosas, y así, poco a poco, enamorarse de la causa y, sobre todo, de Miguel.

He de confesar que pensaba que mezclar una historia de superhéroes con conflictos sociales no iba a dar un buen resultado, ya que se decantaría demasiado hacia uno u otro lado, aprovechando la anécdota histórica para ofrecernos lo de siempre: Capas, mallas y puñetazos…

Pero para nada, más bien todo lo contrario. El guion de este cómic, propuesto por Tate Brombal a Jeff Lemire es una mezcla perfecta en la que los sentimientos siempre serán lo primero, y que nos mantiene pegados a su lectura con un argumento en el que, además de mostrarnos una historia de amor gay, la vida de Barbalien estará amenazada por un asesino que está dejando un rastro sangriento en las calles de Spiral City.

Barb y su gata, Sigourney…

Pero claro, gran parte del éxito de esta propuesta se ha hecho realidad gracias a uno de los mejores dibujantes de cómic del panorama actual, al que muchos de los aficionados gaditanos al cómic tuvieron la oportunidad de conocer en el reciente Encuentro del Cómic celebrado en la biblioteca provincial.

Hablo, obviamente, de Gabriel Hernández Walta (El Velo, El bosque de los suicidas, La Visión, Sentient…), que lleva la narración gráfica en sus venas y consigue trasladarnos, sin artificios y mucho talento, a una época ya lejana, ejecutando con maestría en sus viñetas el guion de Brombal, y al pasar la página, encontrarnos de pronto en la superficie de un Marte, herencia de Edgar Rice Burroughs, donde Barbalien dejará claro, de una vez por todas, quién quiere ser, rompiendo unas metafóricas cadenas con las que la sociedad, y él mismo, se había rodeado, impidiéndole expresar sus verdaderos sentimientos y sexualidad.

La paleta de colores aplicada por Jordie Bellaire remata con belleza el relato.

El volumen se completa con una serie de extras, un cuaderno de bocetos, gracias al cual podremos conocer muchísimo mejor el proceso creativo de esta singular obra.

Conozcáis o no el universo creado por el canadiense Jeff Lemire, esta es una gran historia que merece la pena ser disfrutada, ya que habla de problemas, lacras que, por desgracia, aún existen en nuestra imperfecta sociedad.

Barbalien, Planeta rojo

Guion: Tate Brombal

Dibujo: Gabriel Hernández Walta

Color: Jordie Bellaire

Tapa dura

136 págs.

16 euros

Astiberri

Últimos artículos

Línea Cinética