Dice el famoso refrán que “De casta le viene al galgo”, y en esta ocasión nunca fue acertado, ¡por Crom!
Poco o casi nada hemos conocido a lo largo de su existencia de los antepasados del bárbaro más famoso de todos los tiempos, Conan. Tanto su creador, padre original, Robert E. Howard, como infinidad de escritores y guionistas han relatado sus aventuras, tanto en relatos como a través de las viñetas de los cómics.
Pues bien, ha llegado el momento de viajar al pasado y conocer a Connatch, el abuelo del cimerio, del que ha heredado muchas características en su personalidad.
En primer lugar, la de errar de una punta a la otra del mapa, atravesando infinitas llanuras, peligrosos bosques o gélidos parajes. Y en este volumen vamos a conocer tres de las peripecias protagonizadas por este aventurero, bárbaro y, en ocasiones, amante de lo ajeno.
En la primera de ellas, el protagonista no puede dejar que una sangrienta ceremonia culmine con la muerte de dos inocentes críos, a los que salvará, dando buena cuenta antes de sus captores.
Durante la primera noche de acampada algo inesperado va a ocurrir, un hecho sangriento que marcará el destino de los niños y que su rescatador tan solo podrá resolver a golpe de espada cuando el horror trate de borrarle del mapa.
Más tarde, al llegar a una ampulosa ciudad, Connatch vuelve a dejar patente su buena condición al salvar la vida a un rico comerciante que, a cambio, le ofrece un trabajo como herrero. Pero claro, la tranquilidad le dura poco al cimmerio, ya que contemplará con sus propios ojos el sangriento secreto que se esconde tras las creencias de los habitantes de la urbe…
El filo de su espada volverá a paladear la sangre, hecho éste que condenará al protagonista a una buena temporada en galeras. Aunque, como ya supondréis, no hay cadena que mantenga prisionero a un bárbaro mucho tiempo.
Y como colofón a las peripecias del cimmerio, el relato de cómo estuvo a punto de morir sepultado por una helada avalancha, quedando herido de gravedad bajo el gélido abrazo de la nieve y las rocas.
Al despertar vio el rostro de una diosa, una joven con su mismo origen, que con el paso del tiempo se convertiría en su amor para siempre, su mujer, madre de su hijo y nieta de ese niño que ya pataleaba con fuerza y cuyo nombre, por si alguno lo dudabais, era Conan.
Muchos dibujantes han llevado las aventuras de Conan a las viñetas, pero he de confesar que pocos logran lo que el Maestro Richard Corben, cuyas viñetas poseen una fuerza espectacular, ya sea al mostrar las facciones de estos personajes, o en las brutales escenas de acción, donde no suele quedar títere con cabeza.
Y esta potencia viene reforzada por la personal paleta de José Villarubia, uno de los grandes coloristas del panorama internacional.
Y guiando al artista por este camino, el dibujante y guionista Timothy Truman, que se convirtió en narrador de las aventuras y desventuras de Conan El Bárbaro y, en este caso particular de su abuelo, Connatch.
Conan, nieto de Connatch
Guion: Timothy Truman
Dibujo: Richard Corben
Tapa dura
Color
80 págs.
14,95 euros
Planeta Cómic