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El viajero accidental

Este volumen recoge una selección de relatos que nos introducen en el personal mundo de este autor japonés.

Yoshisharu Tsuge ya no es un desconocido para todos aquellos que buscamos en el manga como formato otro tipo de historias y propuestas que nos saquen de las más mainstream. Y esto ha sido posible gracias a la editorial Gallo Nero, que cuenta con una magnífica selección de títulos, firmados todos ellos por un grupo de mangakas, cuya obra se encuadra dentro de ese género creado por Yoshihiro Tatsumi, entre otros, y que lleva por nombre gekiga, en el que la cotidianidad es la protagonista, un realismo que impregna sus páginas y que, en su momento, en la mítica publicación nipona Garo, revolucionaron el medio, llevándolo por otros caminos alejados de la comercialidad.

Nejishiki, La mujer de al lado y El hombre sin talento son, componen, junto a este nuevo volumen titulado Flores rojas, un perfecto mapa por la vida de este autor de existencia tan errática y complicada, que en un momento dado dejó de dibujar, y lo hizo para siempre, sin volver la vista atrás.

En esta recién publicada obra vamos a encontrarnos con algunos relatos breves, en los que se retratan momentos que van des de los surreal a lo cotidiano: El encuentro de una joven y un cazador, y la posterior estancia en la casa de la mujer, que duerme junto a una serpiente; La felicidad puede llegar de lo más inesperado, y pequeño, como ese pajarillo que sin pretenderlo endulzará la vida del dibujante y su esposa durante una temporada; Un niño y su abuelo, una promesa y un enorme reloj; Las barrabasadas que tres indeseables realizan durante una lluviosa noche en la casa de una anciana cuyo hijo está de cuerpo presente; La presencia de una familia de vagos en la casa de un hombre que hasta entonces había disfrutado de la soledad más absoluta…

Pero de entre estos relatos me gustaría destacar el titulado Salamandra, en el que de manera simbólica, el autor se mete dentro de la piel de este animal, que narra cómo su vida pasa por vivir en unas malolientes aguas estancadas, retozando entre basura… Un irónico y a la vez duro testimonio de una manera de ser, y vivir, hundido en la más total de las miserias.

Esta serie de historias podrían encuadrarse dentro de una “primera parte” de las que componen el volumen, ya que a continuación disfrutaremos de una especia de “cuaderno de viaje”, en el que el propio autor, transformado en un personaje sin nombre, llegará a diferentes puntos de ese Japón rústico, mísero, en el que podemos ver las consecuencias de la rendición del país en la Segunda Guerra Mundial.

En ellos el narrador cruzará su camino con un curioso perro, arisco y que se convertirá en un compañero de paseos hasta que un buen día desaparezca del día a día; En otra de estas historias, un breve y fortuito encuentro en la playa dará pie a que un hombre y una bella mujer se conozcan; La joven Sayoko trabaja en el negocio de su padre. Un día recibe la visita de un hombre que busca un buen lugar para pescar, al que el golfillo de la escuela guiará hasta el mejor emplazamiento, enseñándole las flores rojas que dan título al relato…

Narrador de lo cotidiano, en las historias (creadas de los años 66 al 68) contenidas en este volumen se puede apreciar una fuerte influencia gráfica del Maestro Shigeru Mizuki, con el que trabajó como ayudante, y en ellas aún no podemos ver la vena más experimental de Tsuge, aunque esto no quita para que sean de lo más interesantes, semillas que el autor fue esparciendo en su creativo deambular.

Cabe destacar también el diseño de la línea que recoge sus obras, en la que se ha intentado imitar, a la perfección, el formato nipón original.

Flores rojas

Autor: Yoshiharu Tsuge

Tapa blanda

Blanco y negro

256 págs.

22 euros

Gallo Nero Editorial

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