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«Érase una vez en Bruguera…»

Regresa a las librerías, para conmemorar su décimo aniversario, una edición ampliada de El Invierno del Dibujante.

¡Cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando Paco Roca, que ya había alcanzado el éxito con sus anteriores obras, se embarcó en la nave de los recuerdos y nos regaló a todos los que disfrutamos con sus cómics, uno que retrocedía a los años cincuenta, para narrarnos la heroica “rebelión” protagonizada por cinco artistas, nombres imprescindibles de la todopoderosa editorial Bruguera.

De sueños también se puede vivir, y aunque el de este quinteto duró tan solo un año, demostraron dos cosas: La primera, su valentía al darle la espalda a las duras condiciones de trabajo del sello editorial, en el que el frenético ritmo de sus publicaciones había convertido a estos dibujantes y guionistas en meras piezas de una enorme maquinaria que nunca se detenía para que sus publicaciones estuvieran con extrema puntualidad en los quioscos de la época.

Y en segundo lugar, que Escobar, Peñarroya, Conti, Cifré y Giner sufrieron en sus propias carnes el peso del poder de la editorial, que en cuanto se percató del nacimiento de una nueva revista, conspiró para que esta no llegara a los puntos de venta, con la connivencia de las distribuidoras, causando con ello la lenta agonía y muerte final de Tío Vivo.

En un triste despacho, con un lápiz rojo, un triste hombre. Alguien que una vez pudo volar con su imaginación y lo sacrificó todo por los suyos, hasta que perdió lo que más quería. Francisco González Ledesma, el temido editor.

Ésta es una historia de personajes, coral, y a lo largo de la narración, grandes nombres de la Historieta patria van a tener su momento. Francisco Ibáñez, ex oficinista, que causó un tremendo revuelo familiar cuando les confesó a sus padres que iba a dedicarse a eso de los “dibujitos”, sin que por su cabeza pasara en ningún momento que con el paso de los años se convertiría en uno de los grandes de esta profesión.

O un joven Víctor Mora que, sumergido en su trabajo editorial, estuvo a punto de dejar la escritura de guiones del Capitán Trueno o Jabato, y no se percataba de las amorosas flechas que la señorita Armonía le lanzaba cada vez que conversaban.

Pero no puedo dejar este recorrido por el dramatis personae de esta historia sin nombrar a otro de los artistas que convirtieron a la editorial Bruguera en un lugar mítico. Un tipo de inmenso talento, pero cuya caradura le convirtió en el objetivo número uno de los cobradores de facturas, dueños de bares y demás sitios a los que su paso dejaba siempre con un pufo, por no decir a los amigos y conocidos, sableados una y mil veces.

Se trata, como ya habréis adivinado, de Manuel Vázquez, que se convierte en la mano que, en la sombra, empuja al precipicio a sus compañeros, traicionándolos… (Siempre me he preguntado cómo reaccionaron estos a semejante puñalada trapera, si es que alguna vez se enteraron del papel de Vázquez en aquella “misión especial”).

Y ahora, diez años después de su exitosa publicación, merecedora de las mejores críticas y premios, nos llega una edición que amplía la mirada hacia aquella Barcelona con una breve historieta en la que se demuestra que la rebeldía puede estar compuesta de pequeños (y anónimos actos).

Una pequeña gran joya parida por el talento de Paco Roca, uno de nuestros autores más internacionales, a la que hay que añadir, varias ilustraciones (entre ellas la portada con su formato original) y una felicitación firmada por el mismísimo Francisco González Ledesma. Ahí es nada.

A las buenas historias hay que regresar siempre. Y ésta lo es, mostrándonos una ya lejana época en la que hacer tebeos en nuestro país era “otra” cosa.

El invierno del dibujante. Edición ampliada

Autor: Paco Roca

Tapa dura

Color

144 págs.

18 euros

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