InicioReseñasCómicsUn pueblo para empezar a "vivir".

Un pueblo para empezar a «vivir».

De un día para otro, inesperadamente, la existencia del protagonista de este cómic va a verse transformada de manera radical.

Todo le iba bien a Daniel West en su trabajo hasta que su imprevisible carácter hizo que le señalaran la puerta de salida.

Los siguientes días fueron difusos, bañados en una bruma etílica, aderezada por inesperadas broncas, vomitonas y un futuro que pintaba bastante negro.

Pero, ¿quién sabe? No todos los días llega a tu buzón una carta en la que se te comunica el que puede ser el final de tus problemas, ya que una lejana tía abuela de la que ni te acuerdas ha fallecido y te ha convertido en el único heredero de sus posesiones…

Así que, sin pensarlo demasiado, te dejas convencer por uno de tus mejores amigos, un tipo que sí que ha sabido lidiar con el éxito, Tony Kim, y ambos emprendéis un viaje hacia un lugar que no os suena de nada, un enclave que, curiosamente, no figura en los mapas ni en el GPS.

¡Hay qué ver el juego que han dado los ficticios pueblos de Norteamérica en el mundo de la ficción! Salem´s Lot, Picket Fences, Twin Peaks, Gideon Falls… Y ahora llega un lugar bautizado como Stillwater.

Y claro, como en todas las localizaciones que acabo de nombrar, “algo” inusual ocurre allí. El simple hecho de que antes de entrar recibas la visita de Ted, el expeditivo ayudante de la sheriff, que trata de ponerte las cosas lo más claras posible, ya escama bastante.

Por si esto no fuera poco, la llegada al pueblo va a ser de lo más impactante y, aparentemente dramática cuando los amigos queden estupefactos al ver como un chico joven cae desde lo alto de un edificio, quedando gravemente herido en el asfalto.

Obviamente, el buen samaritano que todos llevamos dentro aparecerá y ese será el principio de los problemas para Daniel y Tony que, de golpe y porrazo se van a dar cuenta que lo que ocurre en la población es algo muy, muy extraño. Un secreto que hay que guardar a toda costa, pese a quien pese y caiga quien caiga.

Pero ésta es tan solo la cúspide del iceberg, ya que Daniel, un tipo que al principio no nos transmite mucha empatía debido a su incontrolable carácter va a ir conociendo el porqué de su presencia de Stillwater y lo peor de todo, que nunca jamás podrá volver a salir de allí.

A lo largo de los episodios y varios flashbacks se irán destapando los misterios que rodean al lugar, el poder que algunos de sus habitantes detentan, habiendo convertido la vida de sus habitantes en una auténtica dictadura en la que nadie tiene voz ni voto, si no quieren pasar por las manos de Ted.

Este primer volumen te engancha desde el principio, la originalidad de su argumento es mérito de uno de los guionistas más solicitados del momento, Chip Zdarsky, autor canadiense al que conocimos en su faceta de dibujante en la exitosa Sex Criminals, junto a Matt Fraction y que, a base de talento y buenas ideas se está labrando una fértil carrera en las dos Grandes, Marvel y DC (Howard El Pato, Daredevil, Detective Comics, Justice League…).

Junto a él, aportando toneladas de talento en el apartado gráfico, Ramón K. Pérez, dibujante con una ya larga carrera en el mercado norteamericano (Cuento de arena, El Asombroso Spiderman, Ojo de Halcón…).

Juntos han parido para la editorial Image, y ahora en nuestro país gracias a ECC, una serie que está recibiendo las mejores críticas, impactante, violenta, misteriosa… Que nos sumerge a los lectores a una experiencia que no podrás abandonar una vez comenzada, algo “parecido” a lo que les sucede a los habitantes de Stillwater…

Stillwater vol.1: Rabia, rabia

Guion: Chip Zdarsky

Dibujo: Ramón K. Pérez

Tapa dura

Color

136 págs.

17,95 euros

ECC Ediciones

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